Historia de Casa Calores

Casa Calores: Un legado castizo con historia desde 1959

Tradición madrileña desde 1959

En el corazón del Rastro de Madrid, donde el bullicio de los domingos se mezcla con el encanto de las antigüedades y las historias de barrio, Casa Calores sigue manteniendo viva la esencia de los bares castizos de toda la vida. Su historia comienza en 1959, cuando este emblemático local abrió sus puertas como punto de encuentro para vecinos, comerciantes y viajeros que recorrían las calles adoquinadas en busca de tesoros y conversación.

Desde entonces, ha sido testigo de la evolución del barrio y de la ciudad, conservando el alma con la que nació y convirtiéndose en un lugar de referencia para quienes buscan autenticidad y tradición.

Casa Calores es más que un bar, es una historia viva, un rincón de Madrid donde la tradición, la gastronomía y la comunidad se encuentran cada día, tal como se hacía hace más de seis décadas.

El origen de un nombre con historia

El nombre Casa Calores no es casualidad, sino un homenaje a la historia familiar que ha dado vida a este bar. Su origen se remonta a Julián González, conocido cariñosamente como Antonio Calores, un apodo que heredó de su padre. Su historia comenzó en un pequeño pueblo, donde su padre era el encargado de traer los encargos del comercio local. Al verse desbordado con las peticiones, solía decir que le «daban calores», y así nació el mote que la familia llevó con orgullo durante generaciones.

Más tarde, Antonio Calores fue el primero en abrir un bar en su pueblo natal, un establecimiento donde fabricaba él mismo los abridores de cerveza en la fragua de su hermano. Esa pasión por la hostelería y la dedicación al servicio fueron transmitidas a sus descendientes, hasta que sus biznietos decidieron recuperar la esencia de su legado y abrir nuevamente las puertas del bar, respetando su espíritu y su historia. Así nació Casa Calores, un espacio que mantiene vivo el recuerdo de su familia y la tradición de la buena gastronomía madrileña.

Un rincón con historia en el Rastro de Madrid

Durante sus primeros años, Casa Calores fue un punto de referencia dentro del comercio de antigüedades del Rastro. Era aquí donde anticuarios, coleccionistas y comerciantes cerraban tratos con un simple apretón de manos mientras compartían una caña bien tirada y una tapa de la casa. Durante décadas, el local permaneció como un testigo silencioso de la evolución del barrio, hasta que, tras un periodo de cierre, la gerencia actual decidió devolverle su esplendor original.

Hoy en día, Casa Calores sigue siendo un bar de barrio con alma castiza, donde conviven clientes habituales, viajeros curiosos y personajes del mundo del arte, el cine y la literatura. Su decoración vintage, cuidadosamente mantenida, junto con su selección musical que combina flamenco con sonidos de los años 60, 80 y 90, crean un ambiente único que atrapa a quienes cruzan sus puertas.